lunes, 12 de mayo de 2014

Homero, Ilíada.



CRISEIDA
"Todo empezó en un día de violencia.
Hacía nueve años que los aqueos asediaban Troya: a menudo necesitaban víveres, o animales, o mujeres, y entonces abandonaban el asedio e iban a procurarse lo que querían saqueando las ciudades vecinas. Ese día le tocó a Tebas, mi ciudad. Nos lo robaron todo y se lo llevaron a sus naves.
Entre las mujeres a las que raptaron estaba yo también. Era hermosa: cuando, en su campamento, los príncipes aqueos se repartieron el botín, Agamenón me vió y quiso que fuera para él. Era el rey de reyes, y el jefe de todos los aqueos: me llevó a su tienda, y a su lecho. Tenía una mujer, en su patria. Se llamaba Clitemnestra. Él la amaba. Ese día me vio y quiso que fuera para él."

Todos sabéis que, en su extenso poema, Homero nos canta cincuenta y un días del último año de la guerra en Troya. No recoge los diez años de asedio y de sucesivos enfrentamientos entre griegos y troyanos, ni el bárbaro desenlace de esta tremenda guerra. En cambio, asistimos a todo un espectáculo de puesta en escena del comportamiento humano en todas sus facetas, así como de la intervención de los dioses en ese escenario bélico, con todo el peso de su arbitrariedad y capricho.

Los héroes muestran su valor, pero también lloran. Defienden ante sus soldados la integridad de normas y principios, sin embargo también se descubren sus defectos, como la avaricia, soberbia, exceso de ambición...
Los dioses intervienen desempeñando un importante papel en esta guerra, pues manejan a su antojo los destinos de los mortales.

Alessandro Baricco nos ofrece en su libro una reescritura de la Ilíada: desaparece completamente la intervención divina y, además, la historia es narrada no por el aedo, sino por los propios protagonistas: Criseida, la joven raptada, motivo de la trascendental disputa entre Agamenón y Aquiles; Tersites, el soldado griego más cobarde de los que acudieron a Troya;  la bella Helena, que sufre la nostalgia de su familia y de su patria; el valiente Héctor, que está dispuesto a morir por defender su ciudad; Néstor, el más anciano y sabio de los guerreros que fueron a Troya para rescatar a Helena; Sarpedón, Patrocolo, Aquiles, Fénix, Ulises...hasta veintiuna intervenciones.
Todos ellos son los protagonistas de la historia y, como únicos portavoces, nos cuentan en primera persona lo que vivieron.
Así es la Ilíada de Alessandro Baricco: humana, pasional, con el tono y estilo sencillo, nada retórico, de los propios protagonistas, que nos acercan a las múltiples historias particulares que ellos mismos vivieron.

Homero, Ilíada. 
Anagrama

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